Cuando te involucras en un crimen, cuando el herido eres tu y las decisiones que tomaste fueron el arma mortal, sientes la sangre caliente escurre como lagrimas de dolor, quizás es solo tu mente la que lo genera, pero es tu corazón el que realmente lo siente.
Despedirse de algo tan precioso por una absurda decisión nos mata con el tiempo y borra de nuestros labios esa palabra " alegria" del vocabulario, simplemente mofandose del día de nuestra desgracia el que nosotros mismos elegimos y aceptamos a veces sin considerar los hechos o las consecuencias.
Un día el cielo se nubla por el crimen de no seguir nuestros sueños, sino la intensión de querer mas de lo que en ese momento fue lo mas valioso, pero que al pasar el tiempo se vuelve algo sin valor o sin sentido.
Es ahí cuando el homicida sale a flote y vez que no es simplemente el reflejo del espejo, eres tu el que provoco este sufrimiento y tal párese que todo fuera eviterno, pero la verdad es que solo te estas hundido en la mezcla de la sal con agua de tus ojos, que simplemente has olvidado respirar, quisieras vivir en otra piel y vez que eso no puede ser verdad, todo a sucedido y no hay marcha atrás
, aceptar los cargos es tu mejor realidad
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