Dulzura de una sonrisa, brillos de unos ojos de ilusión, detalles en cada momento que a tu lado estoy, risas de alegría y chispa de cosas inesperadas que me hacen quererte aún más.
Me sorprendes cada día y debo añadir que en ocasiones no de la mejor manera, me convences con esa receta de té que tanto me fascina y a la vez me asusta su resabio amargo al final de cada sorbo. Simplemente lo ignoras todo y aun esperas que la bebida permanezca caliente a tu antojo.
Tu mi querido amor, fuiste tú, todo para mí y hoy no sé si lograras obtener aquello que tenias de mí, eso que solo tú has podido poseer. Preveo una lucha entre los recuerdos que tu formaste en mi y las acciones que me llevaron a darte todo contra lo que espero sea una forma justa de recuperar lo que en actitudes pasadas se perdió.
Yo no sé si solo haz de querer una muestra a tu disposición, al momento y lugar que designes para la ocasión o realmente momentos que nos hagan durar en una relación, me he visto de ti, la persona más feliz que en el mundo pueda existir, sin embargo puedo ver en tus ojos que no soy el único sabor que te gusta beber.
Es fácil pensar que la amargura con un poco de azúcar se acabara, sin embargo esta se disuelve y deja rastros de mentiras de esas con las que vives de vez más en cuando y en las que te encanta enredar a corazones, que lejos de impartirle ese dulzor instantáneo quiere dejar huella de sabor a su paso.
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