Espero les llene de alegría tanto como a mi y que si aún no han perdonado a alguien lo hagan pronto, la vida es un regalo... para que desperdiciarla con enojos.
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“Mi hija no ha visto a su padre desde que tenía cuatro años. Ahora tiene once. Cuando ella tenía 2, él me contactó y preguntó si yo podría autorizarlo a terminar con sus derechos como padre para que pudiera dejar de pagar la manutención, y yo acepté. Quería evitarle el dolor de un padre ausente y el sacrificio de su aporte financiero valía la pena, para que no la volviera a decepcionar nunca más. Nunca le mentí a ella sobre su padre. Siempre he contestado a sus preguntas de la forma más apropiada para su edad. Cuando tenía cuatro años él me contactó y me dijo que le habían diagnosticado cáncer y que quería verla. Planeamos un día y nos encontramos en un parque. Me pidió dos horas. Estuvo 20 minutos y nunca más supimos de él. En el verano nos topamos con alguien que lo conocía y me comentaron cómo mi hija se parecía a los otros hijos de él. Me contaron que se había establecido y que tenía una familia ahora. Se me hizo un nudo en el estómago pensando en lo doloroso que sería para mi hija. Corté la conversación y nos fuimos al coche, y cuando nos íbamos a ir la vi sonriendo. Me dijo: “Mamá… Él descubrió como ser un padre. Eso es una cosa muy linda. Estoy feliz por sus hijos”. Y ese fue el día que una niña de 11 años me enseñó todo lo que necesito saber acerca del perdón” |
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